12 de noviembre de 2015

O contador de historias



Otra oportunidad 


Hermoso como los caracoles que se juntan en el agua caliente se levanta el árbitro de las abejas en la plantación inagotable de los nuevos errores.
Poesía pudo ser un cerebro que bailoteaba fox-trot en el túnel de los átomos pesimistas y poesía la liebre del rey escaqueándose por la ventanilla invernal de las secretarias eclécticas.
Amó al pájaro que florece y al cerrajero incunable hervido por los profetas.
El poeta es un buzo en traje de luces a prudente distancia de cualquier esposa.
Con solo escuchar la palabra noche se deshace la madeja de los estanques y las campanadas hundidas interceden por los camareros pecosos que entierran vivos en los cubiletes de arena lunar.
He visto cruzar por tu frente un pelotón de girasoles con destino a la Eneida.
La certeza de los que fracasan multiplicaba por tres la utilidad de la Tierra.
Hermosa como un ciclista al romper la cinta de las alpargatas en la Vuelta del Más Allá baja la hermana nieve a testimoniar su influencia sobre el agua secreta.
Poesía fue el hígado de Prometeo que guardaba Jiří Kolář en la mesilla de noche.
Poesía el malhumorado corazón del camarada Osiris plantado por el inatrapable en cada barómetro de la Acrópolis.
Se mire por donde se mire la brisa de los abanicos tiene demasiadas reticencias con el moho de los incensarios.
Hermoso como los caracoles que se juntan en el agua caliente y los gorriones borrachos de Dylan Thomas, el poeta aguarda tralarí tralará otra oportunidad.

J.C. Mestre
(del libro La bicicleta del panadero)


No hay comentarios:

Publicar un comentario